Un hombre


El mundo fue levantado por hombres astutos,
por hombres valientes,
por algunos que fueron sabios,
y por otros que simplemente fueron fuertes. 

Hombres de manos duras, hombres de manos hábiles,
manos al fin que araron lo inasequible, lo inalcanzable.
Manos marcadas por lo amado y lo sufrido,
por la dicha y la desgracia que tienen todos los caminos.

El hombre será siempre un niño
y siempre tendrá juguetes, aún este viejo,
y será siempre un pillo
en busca de aventuras y amigos.

El hombre sabe tomar vino
y también sabe tomar café amargo.
Sabe cómo llorar por el despecho
en las madrugadas y sin escándalos.

El hombre sabe poner su cara para ser golpeado,
para no estar en el anonimato y ponerse a cargo.
Para ser reconocido, para ser amado
y para enfrentarlo todo cuando el mundo se viene abajo.

Un hombre entiende poco de subjetivos,
porque su mundo solo pinta negro o blanco.
Su amor no comprende de bemoles,
y le gusta bailarlo al son del tango.

Busca ser fuerte e invencible
para darse cuenta que los perfumes y los encajes
son mas fuertes que sus brazos,
que sus piernas y que sus años olvidando.

Un hombre tendrá historias de parrandeo,
o de bajas pasiones de mujeriego;
sin embargo todo hombre sueña establecerse
con aquella mujer, inercia de sus besos.

El hombre suele ser torpe y descuidado
así como lo es terco y obstinado.
El hombre suele viajar a caminos alejados
hasta encontrar su propia tierra y espacio.

Un hombre tendrá su propia ley,
su propio código.

Tendrá siempre un pasado oscuro
y siempre habrá buscado cómo repararlo.

Su mirada estará llena de romance
y también de muerte.

Un hombre querrá ser libre,
querrá ser fuerte,
ser amante,
ser valiente.

Querrá ser recordado,
y dejar un legado.

Morirá cansado
pero aguardando.

Buscando aliento por las glorias de sus pasos,
pero moribundo por lo que no hizo, por sus fracasos.

Y allí buscará su ultimo abrigo,
en las memorias de su amor y lo que haya construido con sus manos.



Andrés Guzmán (miércoles 13, Noviembre 2013)