Seres malditos


Sé que tu corazón tiene blindaje
y que te alimentas del odio en parte.

Y sé tambien que tienes un código
que no te permite regresar y olvidar.

Y es que cuando entré a tu casa jamás imaginé
que terminaría siendo rechazado como criminal.

Realmente no eres libre, ni tampoco yo soy leal;
dices no tener cadenas y yo digo despreciar traiciones.

Resultamos ser dos seres malditos,
amargos e hipócritas.

En deuda has quedado conmigo por cosas banales,
como yo que te decepcioné por banalidades también.

Así pues, parece que la contabilidad ha hecho sus cuentas
y  nuestros libros dan justo balance.

Ni somos poetas, ni cambiaremos el mundo,
solo refutabamos cobardemente ante inexistentes espectadores.

Solo fuimos dos necios que se ahumaron en su propio hollín,
de cuando quemamos pasados credos y fallidos amores.

Pero estoy orgulloso de tu huella en mi mundo,
porque tuve momentos cuando eras mi familia.

Ahora no sé donde quedamos, ni lo que somos,
convertidos en estelas que se disipan con esta lejanía.

Que te vaya bien...
Y recuerda que en todos los códigos hay excepciones.



Andrés Guzmán.   ( Julio 12,  2016)