Esperaré por tiempos futuros
a tu lado,
días mejores
que desde ya existen en tus manos.
Esperaré los vientos frios
que presagian la agonía del año
y caminaré la ciudad como lo hacíamos
cuando comenzabamos.
Esperaré las tardes de verano
con celajes pintados como el oro puro
acostados en el campo
mirando el pasar de nubes y pájaros.
Esperaré cada amanecer
y serás la luz de la mañana
el aroma de mi café
la grandeza del nuevo día.
Esperaré tiempos difíciles también
para vencerlos contigo,
para fortalecernos
y aferrarnos ante el miedo.
Esperaré mi enfermedad
y seré fuerte en tu sufrimiento
Esperaré nuestras lágrimas
y no soltaré tu mano.
Esperaré a cada hoja que caiga
en nuestro sendero
cada silencio en nuestra mirada
cada toque y cada beso.
Cada charla vespertina,
cada mirada curiosa a tu cuerpo.
Esperaré los años venideros,
y llegar el final de nuestros días.
Para contarle a todos nuestras historias de antaño
y de cuando eramos jovenes y mágicos.
Esperaré a cuando el camino se acabe.
Y a cuando mi guitarra por siempre calle.
Esperaré a cuando nos caiga la eterna noche,
A cuando nos unamos al viento que corre por los montes.
Andrés Guzmán (Jueves 20, Septiembre 2012)
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