sobre lo aspero y masculino
de mis sentidos y mi piel...
Déjame oir como escapan tus gemidos
mientras brotan los humedales
de tus pasiones sabor a miel.
Amarra este libido descomedido
a tus caderas y a tus senos...
pues no sabré dejarte ni serte infiel.
Y escribiré nuestra historia,
tanto el mañana como el ayer...
sobre nuestro amor, tallándolo con un cincel.
Y así vendrán las mañanas cargadas de suspiros
entre cuerpos amarrados y ya sin frio...
por nuestro angel y el amanecer.
Andrés Guzmán (domingo 16, octubre 2011)
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