y la fría tarde atrapa a un tímido corazón
hasta sumergirlo entre sus colores y sonidos...
Sé que podría elevarme al infinito
y hacer de un segundo algo eterno,
con tan solo la caricia de tus manos.
Y sé que cuando llegan los vientos frios
es cuando escucho tu nombre junto al mio,
bajando las montañas como si fueran un río...
Y que cuando mis poemas vuelen hasta tu cielo
allá me mostrarás lo que mis lágrimas no han visto,
y que encontraré el remedio para un corazón marchito.
Que no podría volver a ser un ave de paso,
o una hoja seca vagando por el otoño..
Que simplemente no podría olvidar cuanto te he amado...
Sé que mi existencia tiene sus raices en tu mundo
y en la tierra de nuestros años...
como una semilla que cae para nacer al lado del camino...
Los horas en mi reloj se han marchado
y no me han dejado más que a tu recuerdo
en forma de tinta, papel y poemas de invierno...
Andrés Guzmán (jueves 27, octubre 2011)
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