y sin mas remedio
que dejar de hacer daño
al apagarse la ira de mi aliento.
Para morir
quiero plegarias.
Quiero velas e incienso,
quiero un altar en mi lecho,
quiero que me encomienden
a la cruz del hijo de Dios eterno.
Para morir
quiero justicia.
Quiero haber pagado mis deudas
Y abogar mi humanidad de barro;
quiero haberlo enmendado todo,
partir sin condena y sin condenados.
Para morir
quiero amigos.
Quiero subirme al tren
y verlos por la ventana de mi asiento.
Ver las caras de quienes quedan atrás,
despidiendose en la estación.
Quiero que algunos estén tranquilos,
quiero que otros esten sonriendo.
Y también quiero que otros corran
detrás del tren ondeando su pañuelo.
Quiero flores y rosarios,
quiero reminiscencias y recuerdos.
Quiero un desenlace sereno
al mayor de los misterios.
Y llegar a la luz de verdes pastos,
al aire fresco de árboles etéreos .
A un valle sin maldad ni sufrimiento,
de frente a un monte que toque el cielo.
Donde habite Dios Santo
y la luz perpetua de su amor eterno.